viernes, 22 de julio de 2016

CUENTOS DE ABISHINKY - LOS ZAPATOS MAGICOS








Los Zapatos Mágicos


.....ya había pasado un año desde que el vecino ladrón de Abishinky, había emprendido aquel viaje de castigo a bordo de las zapatillas encantadas del duende, así que  estaban esperando su llegada en cualquier momento, también era día de mercado en el pueblo.
Un pequeño revuelo en lo alto de la cuesta, anunciaba su llegada, venia un poco mas delgado, pero se le veía en forma, su buen comportamiento había hecho mas tolerantes a aquellas zapatillas de baile que don Pegon había robado al duende y el pudo descansar de vez en cuando de aquel baile permanente al que la comunidad le había castigado y ademas consiguió aprender a bailar con muy buen ritmo.
Y así, bailando, acabo llegando a la puerta de la casa de Abishinky.
-Que digo yo, que buenos días, mi querido vecino.
-Buenos días, don Pegon.
-Que digo yo, que ya he aprendido la lección y ademas a bailar y quisiera  poner fin a este castigo.
El duende, que ya tenia instrucciones, ordeno a las zapatillas que parasen de bailar, pero estas siguieron acompasadamente su ritmo.
-Se me han olvidado las palabras mágicas
Dijo el duende, con una sonrisita en los labios.
La cara de don Pegon era un mapa desolado.
-Que no, que es broma.
Entonces se acerco a las zapatillas y las susurro algo que no se puede repetir y zas, estas pararon en el acto, don Pegon, dio un suspiro y fue a sentarse en la silla de Abishinky de el alpendre, pero nada mas poner aquel culo gordo en el asiento, las zapatillas dieron un paso de baile amenazador que don Pegon entendió, se levanto con prontitud y pidió licencia para ausentarse y poder ir a su casa a descansar.
....Pero antes, devuelve las zapatillas a su dueño, dijo el duende.
-Son mias, las compre en la feria hace un año.
Oír esto y empezar las zapatillas a saltar y a hacer cabriolas, fue instantáneo.
-Me rindo, yo te las robé, no volveré a hacerlo, perdón.
Las zapatillas ya estaban un poco cansadas de tanto royo, pero se pusieron a ralentí, esperando una orden clara de Abishinky.
Quítatelas y déjalas encima de donde te las llevaste el año pasado, después vas a tu casa y mañana ya veremos.
A primerita hora de la mañana y con el primer ladrido del gallo del corral de Abishinky, que sabia idiomas, se levanto el duende de la cama y se dio un baño en el estanque de los peces de colores, el agua estaba un poco fría y le costaba meterse, pero luego, le costaba mas salir. Los propios peces de colores, siempre querían jugar con el duende y hoy no podía ser, tenia una reunión con el alcalde y tenia prisa. Ahora os traigo al sapo, salió del agua y alli estaba aquel sapo gordo como un conejo, subiendo y bajando aquella cabeza, lo cogio con las dos manos y lo deposito en medio de todos aquellos peces de colores que estaban esperando, era una alegría verlos tan amigos.
Un par de rosquillas de anís  y una taza de the verde y hierbabuena y para el pueblo.
....-Buenos días, señor alcalde.
-Bon día Abishinky.
-Quería hablar contigo sobre tu vecino don Pegon, parece mas cívico y me gustaría encontrar alguna ocupación para él.
-Yo también he pensado en eso y creo que podemos ofrecerle un trabajo bueno para el y para los vecinos.
-La Cámara Municipal puede contratarlo en el servicio de mantenimiento y limpieza del pueblo y yo le puedo dar una herramienta que ya ha demostrado ser muy útil con don Pegon.
Según decía esto, el duende saco de su bolsa las zapatillas de baile y las deposito encima de la mesa del escritorio del alcalde, un ligero movimiento de ellas y un pequeño taconeo y continuo la conversación.
-Hablare con don Brujelio y añadiremos a estas zapatillas encantadas un toque magico, para mandar a la tierra de las cosas inútiles tanta basura que hay por todos los lados
-Estas zapatillas, con un arreglo y un pequeño refuerzo en las punteras, serian idóneas.
-Entonces, quedas encargado de todas esas cuestiones y después me cuentas.
Abishinky salió de la reunión y fue directamente al taller de don Tacón, zapatero remendón.
Después de explicarle el asunto, llegaron a un acuerdo. El zapatero sacó de un cajón dos piezas de bronce en forma de puño.
-Yo puedo acoplar estas piezas a la puntera de las zapatillas.

........continuará.....















No hay comentarios: