LOS PONETTA 9 El circo.
Enseguida llegaron a la plaza del mercado, la superficie estaba totalmente ocupada, el día acompañaba y seguía llegando gente. A un lado de la iglesia estaban unos saltimbanquis haciendo juegos malabares, y llevaban una mascota que nunca antes habían visto, un elefante, grande como una casa. En ese mismito momento anunciaban que a las 4 de la tarde darían una función de presentación en el circo que estaban instalando en la plaza de las eras y que los niños y niñas pagarían la mitad de la entrada.
El pequeño Ruben, se quedó parado, su padre le miró sonriente.
-Papa, quiero ir esta tarde al circo, Por favor.
-Muy bien hijo, iras a ver la función, después de comer.
Era la primera vez que venía el circo italiano, paisanos de Oscar Ponetta.
Llegaron al arco, y desde allí empezaron la rutina de las compras, aceite, vinagre, huevos, gallinas, pollos, algunos conejos, patatas, frutas y peces del río, por fin. Algunos clientes de la casa de comidas se quedarían contentos.
Tuvieron que llamar a un mozo que tenía un carro de mano, y él llevaría las cosas mas pesadas de regreso a su negocio. Los dos, padre e hijo iban contentos. El mozo, también.
-Papa, voy a dar un paseo por la plaza con mis amigos.
-Vale, pero no te retrases para la comida.
-No, gracias papa, te quiero!.
....Y allí tenemos al señor Ponetta, todo satisfecho, viendo como su hijo se alejaba solo, pensó que estaba muy alto para su edad, y que cualquier día se hará un hombre, sin darse cuenta que tan solo tenia 11 años.
!Pim pam!, estamos aquí!, dijo su amigo Ricardo, y en efecto estaban todos sus amigos y un par de niñas que iban con ellos al colegio y a jugar.
-Hola, vamos a ver como instalan el circo.
Y salieron todos los niños corriendo y las niñas detrás. Al llegar a la plaza de las eras, vieron la carpa de lona y se quedaron con la boca abierta, todo excitados.
-Mi padre me ha dado permiso para ir a ver la función de esta tarde.
-Y a mi.
-Yo también voy.
Yo no se.
Así iban respondiendo sus amigos pero él solo estaba pendiente de su amiga Susana, y esta cuando la tocó opinar, dijo que no sabia si podía venir, pues aun no había preguntado en su casa.
-Iremos todos a preguntar.
Dijo el pequeño Pim Pam, bueno, ese era el nombre cariñoso con el que le llamaban sus amigos, desde muy pequeño. Cuando le preguntaban como se llamaba el respondía Pim Pam, y cuando se le preguntaba que a quien quería mas, el respondía Pim Pam, y como eso se hizo costumbre en todas las respuestas, todos empezaron a llamarle así.
-Por donde íbamos?
Llegaron a la casa de la niña mas bonita de Pesqueira, Susana empujo la puerta y al cabo de un rato ella salió de la mano de su madre, que estaba sonriente.
-Tiene mi permiso para ir con vosotros, tenéis que cuidar de ellas y de vosotros, y después la acompañáis a casa.
-Muy bien señora.
Y siguieron jugando tan felices.
La vida era para ellos y siempre se acordarían de aquellos tiempos, cuando el futuro les separase por diferentes sitios del mundo.
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