jueves, 2 de junio de 2016

AÑO 1962- LA NAVAJA BARBERA

Mi abuelito Cacum, de joven, que es una edad incierta, en la que ya no eres niño, iba a un peluquero militar, que cortaba el pelo en su casa y también en el cuartel.
A la casa acudían los hijos de los militares y claro entre ellos iba, como no, el Cacum, cuando no tenia mas remedio. Al cuartel iban los padres.
El Cacum, tenia una pandilla de amigos y amigas a la que también pertenecía, la hija del peluquero. Un día en el que el pelo, le montaba un poco la oreja izquierda, que era la que tenia mas pegada a la cabeza, su padre le dio un ultimátum, tirándole de la oreja derecha, que era la que tenia mas despegada de la cabeza."O te cortas el pelo, o te lo corto yo", ni que decir tiene que mi abuelito decidió seguir con su peluquero habitual. Así que sobre las seis de la tarde, se acerco a la calle de atrás del todo, después no había calle, solo monte, y llamo a la puerta. Le abrió el propio peluquero, "eres el primero"  y lo dijo con una convicción que a mi abuelito no le gusto ni un pelo. Así que mi abuelo, se sentó en aquella silla mágica, que siempre le gusto. El peluquero le puso aquel babero negro de toda la vida, cogió la tijera, y empezó a cortar por aquí y por allá. !no tanto!,dijo el Cacum. Pero el peluquero le dijo que tenia ordenes que cumplir de su padre, y que tenia que hacerle un corte como a un soldado. Y así iban las cosas, cuando el peluquero cogió el cepillo y se lo paso por la cara y el pescuezo, en ese momento era cuando mi abuelito se quedaba dormido. Se despertó cuando noto la brocha fría y húmeda, sobre sus patillas y el cogote.
!Que digo yo! , dice el peluquero, mientras afila la navaja barbera en el cuero. Digo que mi hija va mucho contigo. 
Si y con los amigos, nos vemos de vez en cuando y salimos a dar una vuelta con la pandilla, contesta el Cacum.
!Pues yo creo!, contesta el peluquero, mientras acerca la navaja recién afilada al cuello del abuelito, que me gustaría que mi hija, que va bien en los estudios, no se entretuviera con nadie.
Mi abuelo que casi no puede respirar, mientras es afeitado el cogote, dice: Si casi no viene. El peluquero, tumba un poco la silla y le da, otra vez, jabón en la garganta y en las patillas. Le pone la mano en el pecho, le da una pasada de navaja, en los pelillos que tenia, y mientras le limpia, continua: Yo preferiría que fuese menos, que ella tiene planes para el futuro, y no quiero que se tuerzan.
Mi abuelito sin saber como, se levanto de la silla, se limpio la cara, le dejo los cinco duros y sonriendo salió de espaldas a la puerta, hasta la calle y ya en ella salió corriendo, buscando a sus amigos, a los que contó su aventura.
Conclusión, el Cacum no volvió a esa peluquería casera nunca, el y sus amigos se fueron a la competencia, un poco mas caro pero gente seria.

Mi abuelito dice que le gustan mucho las mujeres peluqueras, y encima huelen mejor. Es mas, yo creo por la edad que tiene, que el puso de moda las peluqueras para hombres.

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