...El buen suplantador...
...las posibilidades que trajo Abishinky, después del viaje al árbol de las tierras altas, fueron una carga en los sueños del duende, descubrió la frondosidad del alma, de la suya propia y la de todos aquellos con los que convivia, y descubrió también que algunos animales tenían más alma que muchos de sus vecinos..Recordó con nostalgia a la gallina Gina, que aprendió a ladrar en un par de tardes lánguidas al final de aquel verano donde se estaba aproximando aquella tragedia que abraso aquellos territorios mágicos y donde desaparecieron muchísimos de sus amigos, de la flora y de la fauna....
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