...Don Gaitas, aquel duendecillo que dominaba todos los sonidos del valle y de la banda musical de aquella preciosa y apreciada asociación vecinal, que solía deleitar aquellas fiestas de los fines de semana y de los tiempos generosos del estío, al anochecer, había recibido el mejor regalo de su vida, después de su casamiento con doña Violante, que era la jefa de la banda, en sus obligatorios viajes a los pueblos cercanos y donde el duende Abishinky, era su aliado en temas culturales y sociales...
...en la carroza del correo de las tierras altas, había llegado una escalera de tres peldaños ampliable a voluntad y una gaita....la mas preciosa que había visto nunca.

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