EL DESAYUNO
Esta mañana,cuando vi al abuelito Cacum sentado en aquel montón de banquetas apilables, note que estaba triste. Bueno eso le pasaba todas las mañanas, antes de desayunar. Pero ese día su tristeza era superior, así que le pregunte: abuelito, que te pasa en tu cuerpo serrano?. Nada, creo que estoy menguando y que me estoy debilitando por momentos.
Suspiró, cogió tres galletas sin colesterol, las remojo en leche desnatada, y sin azúcar y en un tris tras, se las comió, después paso la manga de la rebeca por los labios y por la nariz. Luego me cogió de la mano y me acerco hacia el diciendo: Esta mañana me ha costado acercar la banqueta a la mesa de la cocina, casi no podía con su peso, y luego mira mis pies, casi colgando. Tengo o no tengo razón.
!Mira abuelito!, ese asiento, tiene seis banquetas apiladas, y pesan mas y son mas altas. Tienes que coger una de la despensa y no todas. Veras que bien.
Bueno, mañana a ver si me acuerdo en el desayuno.
No se si se acordara del asiento, pero de la comida, seguro que si.
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