Le contaba el Cacum a mi padre la historia de la araña y claro como soy muy curioso la oí.
Decía el abuelito:
-Estaba esta mañana duchándome tan ricamente.
Decía el abuelito:
-Estaba esta mañana duchándome tan ricamente.
-De repente una gran araña que aparece en el cuarto de la ducha, se me queda mirando fijamente, a la altura de los testículos, con perdón. Parecía una nécora. Yo asustado, intento girarme y tremendo error. Pierdo pie, y caigo al suelo de una forma poco airosa, arrastrando con mi caída las cortinas que tapan la puerta para que no se moje.
-Me quedo quieto, para ver si me he partido algo y veo que todo sigue bien. Sigo sin moverme. De repente empiezo a notar un cambio que no distingo bien. Ahora si, que frío, el butano se ha acabado.
De la risa que me da, tomo un trago de agua del suelo, y me atraganto de una forma que casi me muero. Intento calmarme, me levanto como puedo, salgo de la ducha y me seco. Me visto, y mientras llamo al del butano, preparo el desayuno, un tazón de leche fría con galletas, de tres en tres, pero vienen todas partidas. Son de una marca española, cuando las tomo en España están enteras, cuando es en Portugal, todas rotas, será que mandan aquí las de segunda calidad?. Eso ocurre con varias marcas. En fin, después, un zumo de naranjas y 1/2 de limón, que es bueno para el hígado.
-Y llama a la puerta el del butano, que trae una bombona grande como una persona, pero no me he ofrecido para ayudarle, creo que con una propina llegara.
-Y llama a la puerta el del butano, que trae una bombona grande como una persona, pero no me he ofrecido para ayudarle, creo que con una propina llegara.
-Me duele todo lo que se llama cuerpo.
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